Dejé caer las llaves en el bol de
cristal, que resonaron por todo el piso, y cerré la puerta de un portazo. Por
fin en casa. Entré en el salón como pude, casi arrastrando los pies, y me dejé
caer sobre el sofá. ¡Bendito sofá! Nunca me arrepentiré de haber comprado uno
tan cómodo.
No había hecho una larga caminata
por la montaña ni tampoco una muy intensa, nada por el estilo, creo que lo
hubiera preferido debido a que al menos hubiera respirado un poco de aire puro
y hubiera estado en contacto con la naturaleza. Pero no, estaba cansado por
otra cosa. Me había pasado horas encerrado en una monótona oficina, sin ver la
luz natural del día, pasando documentos escritos a mano al ordenador. Era un
trabajo agotador porque eran archivos que se necesitaban listos de inmediato,
al instante, y no podía tomarme ningún descanso. A pesar de ello, me gustaba y
me entretenía, total, no tenía ninguna familia a la que atender.
Me quedé pensando si realmente eso
era lo que quería en mi vida, estar solo y fallecer solo. Opinaba que eso era
un sentimiento egoísta querer a alguien solamente para morir acompañado.
Y cuestionándome si debería crear
una familia, me quedé dormido abrazando uno de los cojines del sofá.
Necesitamos de una razón de existencia, pero no siempre son cosas muy grandes, como escalar montañas, atravesar desiertos, solo a veces simplemente hacer algo que nos de sentido a la vida, y a veces puede ser tener la compañía adecuada
ResponderEliminarMuy de acuerdo contigo ^^ ¡Gracias por leer y comentar!
EliminarMe parece que vas bien con tu narración. Te faltaron algunos acentos, revisa nuevamente tu escrito. También te sobran y faltan algunas comas.
ResponderEliminarOjalá te sea de ayuda.
Espero tu visita y comentario en mi blog.
Te sigo.
¡Hola Suzzanne Mawson!
ResponderEliminarHe llegado hasta tu blog y he de decir que me gusta mucho. Por aquí me pasaré a menudo a hacerte una visita. Te invito a que tú te pases por mi banquito de vez en cuando, si te apetece.
http://enelbancodelparque.blogspot.com.es/
Un saludo bien fuerte.
María