lunes, 30 de septiembre de 2013

Dementium II (Parte 2/?)

Me llevaron, más bien me arrastraron, a través de un pasillo iluminado con fluorescentes viejos, algunos parpadeaban indicando su fin. Las paredes, al igual que el techo y el suelo eran de un color blanco sucio y viejo. Había puertas, todas ellas cerradas y muy propias de un hospital o de algún tipo de centro. Abrieron una y me empujaron a la oscuridad del interior, dos hombres entraron conmigo y cerraron la puerta dejando a los demás al exterior. Ambos me ataron de pies a cabeza en una camilla muy dura, loe en que hacía que no pudiera moverme ni un centímetro. Encendieron una luz que enfocaba directamente mi cara dejándome ciego.

- ¿Qué haces? No le ilumines directamente la cara o va a cerrar los ojos por la luz. - Dijo un hombre que no podía ver pero que lo sentía sujetándome las piernas, a pesar de estar muy bien atadas.

- Pues no sé cómo se supone que voy a ver, deberíamos encender las luces de la sala. - Dijo otro, esta vez más cerca de mi rostro.

- Ni hablar, no queremos que perjudique la operación.

-¿Operación? ¿Qué operación? ¡Soltadme! - Me había mantenido en silencio hasta entonces, no pude evitar soltar algunas lágrimas y seguir protestando asustado. - ¿Qué queréis hacerme? ¿Qué he hecho yo? ¡Ayuda por favor!

- ¡Shhht! ¡Callate! - El hombre más cercano me hizo callar en el acto, su tono de voz era muy autoritario y dominante. Ya solo se oían mis sollozos. - ¿Te quieres callar de una vez? Lo hacemos por tu bien, desagradecido.

- Oye, será mejor que lo dejemos por hoy, no se puede hacer así.

- Cierto.

El hombre más cercano se puso entre el foco y mi cuerpo, dejándose ver. Llevaba un gorro blanco, unas gafas redondas de cristal y una mascarilla de médico en la barbilla, sin llevarla puesta.

- Y tú... - hizo una breve pausa pensando qué iba a decir - más te vale estar quietecito. Procura relajarte y sobre todo no llorar o te vas a quedar encerrado aquí hasta que mueras.

Eso no me ayudaba a contener mis lágrimas y mucho menos a relajarme.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

HATE YOU (Parte ?/?)

El coche frenó suavemente y Kyle se giró para ver mejor mi rostro. La verdad es que le favorecía mucho el uniforme, a pesar de no concordar para nada con su estilo.

-¿Estás lista? Perdona, quiero decir, ¿está lista señorita Brown?

-Deja de burlarte de mí, por favor. – Le supliqué, aunque yo también me estaba riendo.

-Recuerda todo lo que tienes que hacer. Sé discreta y procura no dar información de más. Ah, y echa un ojo a ver si le encuentras.

-Sí, señor. – Hice el saludo militar y finalmente nos reímos de nuevo.

Finalmente Kyle se puso serio y bajó del vehículo. Me abrió la puerta y me ayudó a salir cogiéndome de la mano.

-Gracias, Sebastian. – Dije una vez estuve fuera.

Kyle me lanzó una mirada de odio pero con cariño, sabía que había sido poco original en escoger un nombre para él.

-Espero que disfrute esta preciosa noche, señorita Brown.

Se metió de nuevo en el coche, pensé en despedirme con la mano pero me percaté de que sería extraño entre dos desconocidos. Mientras se retiraba observé el enorme edificio, demasiado bonito para mis ojos. Me pregunté cuánto podría haber costado construirlo.

El edificio estaba hecho de una piedra muy pulida de color beis. Las escaleras que daban acceso a la primera planta, es decir la entrada, resaltaban por su color granate, un color oscuro al contrario del resto de la fachada. Desde fuera se podía afirmar que el edificio constaba de dos plantas gracias a sus estirados ventanales de cristal que mostraban a la gente del interior.



Sin entretenerme más, empecé a andar hacia las escaleras. Algunos invitados aún no habían entrado y estaban charlando al pie de éstas, justo dónde también había un cartel.

-Disculpe… - Le dije con una sonrisa a uno de los invitados.

-Oh, perdone. – Y se hizo a un lado para que pudiera leerlo.

No había nada interesante, únicamente información sobre la distribución del edificio, los grupos de música,… y agradecimientos, cosas de las cuales ya me informaron con antelación.

Cuando empecé a subir las escaleras ignorando el cartel oí algunos susurros a mis espaldas.

-¿Quién es esa?

-Ni idea. – Le contestó el hombre a la mujer desconocida.

Y a medida que me iba alejando ya no pude oír más parte de la conversación.

Tuve que cogerme la falda del vestido para evitar una caída ridícula y que me criticaran aun más. El vestido me lo había diseñado una amiga íntima de Jess, ya que para evitar dar pistas sobre mi identidad era mejor que no supieran de dónde lo había sacado. Por suerte, era de de mi gusto aunque obviamente no era algo parecido a lo que lucía cada día. El vestido era negro, con un buen escote y me marcaba muy bien la figura, a su vez, lo suficiente cómodo como para correr. Los zapatos eran totalmente lo contrario porque eran tacones pero en caso de emergencia podía arrancar las tiras, que estaban hechas de un material poco resistente, quitarme los zapatos y correr.

-Buenas noches, señorita Brown. Está usted preciosa. – Dijo Hanny. Supuse que eso se lo decía a todas las personas que entraban.

En lo alto de las escaleras había un atril con una recepcionista. Esa mujer se llamaba Hanny y tenía muy claro cuáles eran mis objetivos en la fiesta.

-Gracias. – No dije su nombre, ya que los invitados desconocían el nombre de los trabajadores.

Hanny era una chica alta, o eso hacían ver sus tacones, rubia y con el pelo corto por encima de los hombros. Sus ojos eran azules claros y su sonrisa era muy agradable. Lucía un vestido azul eléctrico, corto por delante y largo por detrás.

-No se preocupe por la mesa, este año hemos puesto una barra libre. Hay algunas mesas dónde puede dejar su plato y su copa pero no hay sillas ni ninguna lista.

-Está bien, gracias por la información, que tenga una buena noche.

-Si tiene alguna duda aquí estaré.

Me alejé de su vista. Tal y como había dicho, había una barra con comida en un lado de la enorme sala y mesas altas distribuidas en la misma zona. En la parte derecha había una pista de baile y un escenario en el que tocaban música jazz en ese preciso instante.

La multitud gozaba del encuentro: la mayoría de los invitados charlaban entre ellos con un tono más alto de lo normal a causa del elevado volumen de la música, que acompañaba a todos aquellos que bailaban sobre la pista con sus respectivas parejas. Muchas de las conversaciones iban dedicadas a los cotilleos, en especial, se criticaban los vestidos y los trajes de los invitados y sus acompañantes.

Eso no me interesaba en absoluto, ya que no conocía a nadie así que en vez de escuchar fui a por una copa.

El camarero, atento a mi petición, me sirvió una copa de un vino extranjero aparentemente caro y asqueroso. Bebí un poco mientras miraba de reojo la estatuilla que había situada en una de las esquinas, llamada Di Romé Fouer. No pensaba que pudiera ser robada por mi ladrón. Pensaba que, seguramente, las amenazas de robo eran una distracción hacia nosotros.

-Buenas noches… ¿señorita…?

-Brown.


Un hombre con smoking interrumpió mis reflexiones. Tenía el pelo tan negro como su traje y los ojos de un color castaño acaramelado.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Dementium II (Parte 1/?)

Abrí los ojos con cierto cansancio, sentía que había envejecido de golpe. Por suerte, era de noche, y no tardé en acostumbrarme a la oscuridad del lugar. A pesar de eso, distinguía bien las figuras que había en la sala. Parecía ser una habitación de hospital, una muy triste.
No tenía nada fuera de lo normal salvo la densa oscuridad, la solitud y ese ruido tan maquinal que sonaba como una fábrica en funcionamiento.

Había una ventana pero estaba cerrada y no parecía provenir del exterior. Quise salir por la puerta cuando me di cuenta de que me encontraba sentado en una cama. ¿Quizás me habían hospitalizado por algún tipo de accidente y había perdido mi memoria? En cambio, recordaba mi nombre, William y Will para Elaine… ¡Elaine! La única persona importante en mi vida, la única razón para seguir vivo. Tenía que verla.

Poco a poco todo me venía a la cabeza: dónde vivo, mi trabajo, Elaine,... Todo excepto el motivo de mi hospitalización.

Me levanté y fui hacia la puerta, fue entonces cuando oí a alguien hablar. En la parte exterior de la puerta de la habitación, a punto de entrar, había dos personas conversando.

-No sé si ha salido bien.

-Ya lo veremos cuando despierte.

La primera era una voz femenina por su tono agudo, la segunda del sexo opuesto.

-Si es así, será mejor que no se entere nadie, nos caería una gorda… - Dijo la mujer, esta vez susurrando.

-Bah, de eso me encargo yo, no es nada complicado. Bueno, será mejor que entres.

Me pegué en la pared que estaba al lado de la puerta para que no me vieran. En ese preciso instante un pitido muy fuerte hizo que me llevara las manos a los oídos y que cayera de culo al suelo. Cerré los ojos con fuerza a causa del dolor.

Cuando paró abrí los ojos y retiré las manos. No pude evitar soltar un grito, entré en pánico.

La habitación que hacía unos segundos parecía de un hospital ahora parecía de un matadero. Las sábanas blancas estaban manchadas de sangre, al igual que el colchón. En realidad todos los muebles de la sala estaban cubiertos de manchas rojas. Por el suelo también había rastros de sangre y con más cantidad. ¿Cómo había cambiado todo de repente?

Alguien abrió la puerta. Se oía una respiración muy fuerte y muy inhumana. Me vio en seguida, no debería haber gritado.

Tenía el pelo azul, liso y largo, los ojos rojos completamente rojos y la piel de su cara era tan fina que se le notaba todo el cráneo. No tenía nariz y su dentadura estaba sobresalida así que se le veían todos los dientes con restos de sangre. Delgada y estirada, tenía los dedos tan largos y afilados que nadie la podía ver como inofensiva. Su ropa era blanca y estaba toda cubierta de sangre. Era un monstruo con apariencia femenina.


Abrió la boca y todo su aliento se impactó contra mi rostro. Apestaba a sangre.

Di un salto para levantarme en seguida, cogí una silla que probablemente sería para las visitas y se la lancé. Ella cayó al suelo y partió la silla que tenía encima en dos con sus afilados dedos.

Durante los segundos de su caída observé a mi alrededor en busca de algo para protegerme. A mi lado, tenía una mesita de noche donde había un cuchillo esperando a ser usado.

El monstruo se levantó del suelo velozmente, me dedicó una sonrisa maléfica y se abalanzó sobre mí con un agudo grito. Le clavé el cuchillo y pareció quedarse inmóvil, a unos centímetros de mí. Lo saqué y volví a clavárselo una y otra vez hasta que cayó al suelo.

Originó un charco de sangre nuevo.

Volví a escuchar ese irritable pitido que me hizo caer de nuevo al suelo, sobre el baño de sangre. Me llevé una mano al oído para evitar el dolor. Me mordí el brazo restante para desahogarme. Cerré los ojos con fuerza.

Paró tras unos segundos de dolor. Al abrir los ojos me encontraba en la misma habitación del principio, sin sangre en las sábanas. Donde sí había sangre era debajo de mí. A mi lado tenía a una mujer con un vestido blanco manchado de sangre. Una enfermera. Había asesinado a una enfermera.

Alguien abrió la puerta de una patada. Era un hombre alto y de pelo castaño, con su respectiva bata de médico.

Al verme a mí y a la enfermera muerta, salió corriendo de nuevo y gritó:

-¡Ayuda! ¡Por favor! ¡La operación ha salido mal! ¡Se ha vuelto loco!

En seguida llegaron más hombres con batas de laboratorio con una mujer vestida de enfermera. Ésta se llevó las manos a la boca al ver la escena.

-¡No! ¡Me quería matar! ¡Dejadme! - Dije mientras se abalanzaban sobre mí.

Me ataron en una cama y me sacaron de la habitación mientras yo forcejeaba para intentar desatarme.

domingo, 22 de septiembre de 2013

¡Nuevo Blog!

Pues, sí. Después de pasar por dos Blogs me lanzo a por el tercero a ver qué tal sale, espero que de maravilla.

En este Blog, al igual que en los dos anteriores, subiré relatos y alguna que otra curiosidad sobre ellos y como no, espero que os encante. No tengo un estilo muy bien definido, se podía decir que es una mezcla de drama, romance, a veces fantasía... es complicado, a ver qué sale. So...



Let's go!