domingo, 17 de noviembre de 2013

Tal y como has muerto (Parte 3/?)

Estaba tirado en el suelo cuando me desperté, me sentía muy cansado y mi espalda crujía por todos lados, como si hubiera estado durmiendo durante días sobre una mesa. Me levanté y me estiré un poco intentando quitarme esa sensación de encima.

Lo primero que vi fue tierra, todo el suelo estaba cubierto de ella. Miré a mi alrededor y me quedé algo bloqueado al ver que no podía ver el fondo, sino que lo veía como infinito y vacío. No había ningún edificio, ninguna casa, ninguna pared ni siquiera algún objeto por el suelo: nada de nada, tan solo tierra. Al girarme para verificar que a mis espaldas tampoco había un límite de fondo la vi.

Quedé enmudecido y ni siquiera pude gritar del espanto. Mi respiración se aceleró, al igual que mis pulsaciones e involuntariamente empecé a dar unos pocos pasos hacia atrás.

Una persona con un vestido blanco marchitado estaba de pie a unos metros de mí, observándome. Me aterroricé cuando vi su cara y sus pies, que no eran escondidos por la fina tela. Esa persona era un esqueleto: sus huesos eran de un color amarillento y tenían algunos trocitos de carne pegados. En los huecos de los ojos  podía ver dos puntos que brillaban, de color azul y con baja una intensidad. Curiosamente, ese esqueleto aun conservaba su largo cabello.

No me atrevía a formular ninguna palabra, incluso quería irme corriendo pero mi cuerpo no reaccionaba. Así pues, como yo no dije nada, el esqueleto habló primero.

-No te asustes. – Dijo moviendo su mandíbula.

Me sorprendió aún más que fuera una voz femenina tan fina y delicada. Se quedó unos segundos en silencio esperando una reacción que no obtuvo, así que continuó hablando.

-Verás, esto… Dame tu ropa.

Eso me pilló por sorpresa: ¿para qué quería ella mi ropa? Me observé a mí mismo. Observé mis brazos, seguía llevando la sudadera gris y, cuando bajé la mirada para ver mi torso, solté un grito.
Tenía toda la cintura destrozada y parte de la sudadera ya no existía. Casi todo estaba manchado de sangre seca y no sé cómo la sudadera se iba manchando cada vez más y más.

-Oh, ya veo, acabas de morir, ¿no? Entonces no te esfuerces en dármela.

-¡¿Qué me está pasando?! –Conseguí decir con un tono de voz más elevado de lo normal.

-Mierda, siempre me pasa lo mismo. Oye, escúchame… no sé cómo explicártelo, ¿vale? Piérdete por ahí, no tengo ganas de ser niñera ahora. – Cruzó sus brazos esqueléticos.

-¿Se puede saber qué estás diciendo? ¿Dónde estoy? ¿Qué me está pasando? ¿Es esto una pesadilla? ¡¡Ayúdame, joder!!

No podía mantener la calma, pensaba que me estaba muriendo dentro de una pesadilla o algo por el estilo pero todo era tan real…

-Qué remedio, siempre me toca tratar con novatos. Mira, chaval, - dijo sin educación ninguna – acabas de morir, ¿te queda claro? Ya no estás en la Tierra así que de nada te va a servir llorar, gritar o lo que sea que vayas a hacer. Estás muerto, ¿entiendes?

-¿Es esto el infierno? – Pregunté sin saber qué pensar.

-Quién sabe, para algunos sí, para otros no. Yo sólo quería robarte la roba pero da igual, de todas formas, pronto la vas a perder.

-¿Perder? - Vi como la chica esqueleto se alejaba hacia el infinito. - ¡Oye! No me dejes aquí. Necesito ayuda, por favor, esto… yo… quiero salir de aquí.

Se detuvo al oír las cuatro últimas palabras que salieron de mi boca. Sin girarse siquiera, me dijo lo siguiente:

-Qué nostalgia, yo dije lo mismo cuando aparecí aquí. No intentes salir porque no puedes ni podrás.

-¿A qué te refieres? ¿No es esto una pesadilla?

Se giró y se acercó a mí hasta quedarse a más o menos un metro de distancia. Tenía miedo, tenía miedo de que me hiciera daño, tenía miedo de ella.

-Te lo volveré a repetir por última vez: estás muerto. – Respondió mirándome a los ojos. – Estás en Tycm, bienvenido. Este es un mundo de muertos, es un mundo dónde van a parar todos los seres vivos de la Tierra una vez sin vida, así que no intentes escapar. Te recomiendo buscar a alguien, desgraciadamente ese alguien no soy yo. Vigila tus objetos porque son más importantes de lo que crees. Ah, y hablando de pertinencias, seguramente te van a desnudar así que te recomiendo estar solo mientras manipulen tu cuerpo. Adiós.

La chica esqueleto dio media vuelta y se alejó poco a poco a un paso lento.

Escuché atentamente todo lo que me dijo pero poco entendí. ¿Realmente me había muerto? Al parecer me encontraba en un mundo llamado Tycm, un mundo del cual no puedo escapar y dónde habitan los muertos, los muertos del planeta Tierra. Debía buscar a alguien que no sabía quién era y a la vez vigilar mis objetos y pertinencias. También algo de manipular que no había entendido.


Abatido y sin saber qué hacer, empecé a andar hacia una dirección diferente a la de la chica esqueleto, ya que quedarme de brazos cruzados no iba a solucionar nada.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Tal y como has muerto (Parte 2/?)

-Así que esa fue la causa de tu muerte… Has tenido suerte, dentro de todo. -Bajó un poco la cabeza y se quedó mirando al suelo, pensativa, en silencio.- Mírame a mí… - Dijo sin levantar la vista.

-Sí… pero lo tuyo no es muy grave, al menos puedes andar, no como yo. Preferiría disponer de la otra pierna, la verdad.

-Ya ves… al menos puedes vivir en paz. Aquí no importa si estás incapacitado y no puedes moverte con facilidad, aquí importa más el aspecto, la estética y yo he tenido mala suerte con eso.

Los ojos se le humedecieron pero de ellos no se deslizó ninguna lágrima.

-No llores mujer… - Dije intentando consolarla.

-¿Mujer? ¿Realmente se me puede llamar así? No puedo ni siquiera sonreír.

-¡Pues claro que eres una mujer! Y una preciosa, incluso más que algunas vivas.

-Mientes, ¿cómo puede una mujer viva ser más horrible que yo? Es imposible…

-Creo que no me estás entendiendo, Lucy. Te estás dejando llevar por la opinión de la sociedad. Quizás no tengas cara pero eres encantadora y eso los demás no pueden verlo desde fuera, así que es normal que juzguen sin conocerte, supongo, aunque no deberían. No sé si me entiendes…

De repente, levantó la mirada y tuvimos un contacto visual durante unos segundos. Luego, yo aparté la mirada porque no podía seguir mirando sus tristes ojos.



-Gracias Ethan, esto es una tortura para mí, estoy al borde de la muerte.

-Bueno… - Me quedé confuso, sin saber cómo responder.

-Ya, bueno, estamos muertos en realidad. Me refiero a que mi cuerpo está a punto de desaparecer del mundo real.

-¿Por la descomposición? – Pregunté intentando comprenderla.

-Así es. Supongo que no sabes mucho del tema, ya que eres novato. ¿Quieres saber más sobre eso?

-Por supuesto, - contesté con interés – en algún momento me va a llegar la hora a mí también.

-Está bien, presta atención. Eres joven y supongo que habrás dado biología alguna vez en clase así que seguramente ya te lo sabes de memoria. Sabes que un cuerpo se descompone una vez ya no hay vida pero el proceso no es tan rápido como en las películas. Hay varias fases de desintegración y todas ellas conducen a la desaparición del cadáver. El caso es que no todas las descomposiciones o desintegraciones, como lo quieras llamar, son iguales; es decir, hay muchos factores que influyen en eso y depende de estos factores será más rápida o más lenta, ¿me sigues?

-Sí, que según lo que te pase la descomposición será más pronto o más tarde, ¿no?

A Lucy se le alegró el rostro al ver que realmente le estaba prestando atención.

-Más o menos. – Contestó. – No tan solo eso, cuando digo que hay muchos factores me refiero a que según la causa de tu muerte, el lugar dónde se encuentra el cadáver, la temperatura del ambiente,… todo eso afecta a la descomposición. Por lo tanto, un muerto como tú y yo no puede saber cuál será el día que se desintegre del todo. Al menos, podemos saber si nos queda poco…

 Miré al suelo terroso sintiéndome culpable por pensar que era un desafortunado. Era más afortunado que Lucy, eso sí, pero en algún momento llegaría a su estado.

-¿Por qué nos pasa esto? ¿Es un nivel del infierno?

Lucy se rió como pudo a causa de su estado, a pesar de ser una pregunta seria.

-No tengo ni idea y créeme que me lo he preguntado muchas veces. ¿Qué es este mundo? ¿Es un castigo? ¿Por qué no podemos comunicarnos con los vivos? ¿Hay otros mundos? ¿A dónde vamos después de descomponernos? Es todo un misterio. Si hay que ser optimista, ahora sabemos la respuesta de una de tantas preguntas humanas: ¿Qué hay después de la muerte?

-Todo esto es muy extraño. – Dije sin saber qué pensar.

-¿No te habían contado nada de esto? Dime, ¿quién te ha encontrado?


-Ha sido una mujer, también. Debo decir que se parecía a ti, físicamente, porque psicológicamente no tenía nada que ver contigo. Verás…