miércoles, 18 de diciembre de 2013

Tal y como has muerto (Parte 4/?)

(Capítulo dedicado al señorito "Im perfecto", que hoy pasa a ser Level 17. Felicidades ^^ ~ ).



- Andando sin un rumbo fijo, encontré a una chica llorando en medio de la nada y decidí ir a ver qué le pasaba e intentar animarla. - Le acabé de explicar con una sonrisa.

- ¿Te refieres a mí? - Preguntó algo confusa.

- ¡Pues claro que me refiero a ti! ¿A quién sino?

- ¡Yo que sé! - Dijo algo avergonzada por no haberlo pillado. - Así que así fue cómo me encontraste… Te lo agradezco y muchísimo, si no hubieras aparecido para animarme aún estaría ahí, en el suelo, llorando sin lágrimas que derramar.

- No es nada, no podía dejar a una persona así y, además, sentía curiosidad. - Dije intentando dejar a un lado el heroísmo.

- Respecto a esa persona… su carácter me es familiar según lo que me has explicado pero lo siento, no sé quién es. Mira, Ethan, tienes que tener cuidado. Con esa chica tuviste suerte, podría haberte quitado todo lo poco que tienes.

- No te entiendo, ni a ti ni a esa chica. ¿Qué quería insinuar con esos consejos?

- No se equivoca, no. Tal y como te dijo ella estás en un mundo llamado Tycm que es como una continuación de la Tierra pero sólo para los muertos, es decir, como una segunda vida… Sé que es difícil de entender Ethan, pero ya lo irás comprendiendo todo poco a poco. Lo triste es que cuando por fin lo entiendes todo ya es demasiado tarde y te queda poco para la descomposición.

- No soy tan tonto. - Dije algo mosqueado. - Esa parte la entiendo pero no sé cómo explicárselo a otra persona.

Me quedé pensando e intentando reunir las palabras en mi cabeza, si es allí dónde estaban, para poder formar una explicación fácil de entender pero no pude, todo era demasiado complicado.

- ¿Te puedo hacer un dibujo? - Dije finalmente.

- ¿Un dibujo? - Preguntó Lucy.

Sin contestarle siquiera, hice un dibujo en el suelo con el dedo intentando representar los dos mundos.

Dibujo hecho por Ethan dónde representa la Tierra (EARTH) como la vida (LIFE) y TYCM como la muerte (DEATH).


Lucy empezó a reírse tan pronto vio mi esbozo acabado. Nunca la había visto reír tan alegremente.

- ¿De qué te ríes? - Pregunté sonriente, sabiendo de qué se reía.

- ¡Es obvio que de tu dibujo! - Contestó entre risas. Yo me reí con ella.

- Deja que te lo explique al menos. - Le pedí dejando de un lado las carcajadas. - Déjame demostrarte que lo entiendo. - Lucy asintió y permaneció en silencio ante mi explicación. - Nacemos en la Tierra y morimos en ella. Una vez nuestro corazón se detiene aparecemos en otro mundo llamado Tycm, dónde no renacemos sino que aparecemos físicamente igual que en la Tierra. Por lo tanto, en la Tierra conviven los vivos y en Tycm los muertos. Eso no implica que nuestro cuerpo desaparezca de la Tierra, simplemente ese cuerpo se queda sin alma y ésta se va a Tycm, ¿me explico bien?

Lucy asintió de nuevo y luego añadió:

- Pero no entiendo muy bien el dibujo. - Tras eso, se agachó para observarlo mejor.

- Está bien, lo explico. Primero he dibujado un círculo que representa la Tierra, ya que más o menos están representados los continentes. - Dije resaltando ese “más o menos”. - Arriba del circulo he puesto “TIERRA” y abajo he puesto “VIDA”. Al lado, he dibujado otro círculo pero éste no tiene continentes, simplemente todo es tierra. Arriba de este círculo he puesto “TYCM” y abajo he puesto “MUERTE”.

- ¿Lo has hecho para aclararte mejor? - Preguntó Lucy.

- Así es, ¿he hecho algún fallo en mi explicación?

- No, ninguno. La Tierra es el mundo de la vida, de los vivos y Tycm es el mundo de la muerte, de los muertos.

- Ahora lo tengo más claro, gracias Lucy, no sé qué habría hecho sin ti. - Le sonreí y ella intentó devolverme esa muestra de alegría con lo poco que le quedaba de rostro.

A pesar de haber pasado poco tiempo ya me iba acostumbrando al estado físico de Lucy. Era curioso porque no sentía náuseas ni ninguna muestra de mareo como podría haber sentido fácilmente en la Tierra.

- ¿Qué sucede? - Preguntó ella al verme pensativo.

- Nada, sólo estaba pensando en ésto, como siempre.

- ¿En qué? - Insistió.
- Es obvio que en los misterios de este mundo, sus curiosidades. Creo que ya me voy acostumbrando aunque haya pasado poco tiempo.

- Me alegra saber eso, Ethan, aunque aún te queda mucho por aprender. Tantas cosas por ver… que cuando lo sepas todo ya será la hora de tu muerte, bueno, más bien de tu desintegración.

- No quiero pensar en ello, de momento quiero pensar en el presente. - Dije pensando en investigar más sobre Tycm, queriendo saber, curiosear y encontrar nuevas aventuras.

- Espero que no estés pensando que esto es una aventura… - Lucy acertó. Me quedé en silencio. - Oh vamos Ethan, esto no es un videojuego.

- Lo sé, lo sé… déjame fantasear. Tan sólo soy muy curioso.

- Muy bien, - dijo poniéndose de nuevo de pie - te enseñaré cosas curiosas si eso es lo que quieres. Tycm no es tan sólo tierra, los muertos tienen alma, sentimientos y por lo tanto personalidad, nos comunicamos y adquirimos experiencias. En Tycm hay culturas diferentes, culturas que nos acompañan desde el primer momento que estamos en este mundo.

- Eso ya lo tenía claro, quiero decir, no he renacido de nuevo sino que sigo siendo el mismo Ethan que en la Tierra.

- No me refiero a la cultura mental, que también está en Tycm. Me refiero más bien a la cultura material.

- ¿Cultura material? - Pregunté dudando, aunque podía entenderlo por el contexto.

- Es toda la cultura representada: los cuadros, murales, esculturas,... incluso la forma de decorar algo.

- Lucy… ¿me estás diciendo que en Tycm hay pinturas?

- No, pero sí edificios por ejemplo, si es que se les puede llamar así… más bien son una especie de casas cabaña hechas de tierra. Mira, no sé cómo explicártelo, deberías verlo tú mismo.

Me quedé en silencio, intentando imaginarmelo. Escuchando la palabra “edificio” imaginaba altos rascacielos pero, tras oir la palabra cabaña, me limité a imaginar algo mucho más pequeño.

- ¿Me vas a llevar?

- En brazos no, eso lo tengo claro. - Dijo acompañado de una risita. Acto seguido me dio la espalda empezó a andar hacia una dirección sin decirme palabra ninguna hasta que notó que no le seguía. - ¿Vamos?

domingo, 17 de noviembre de 2013

Tal y como has muerto (Parte 3/?)

Estaba tirado en el suelo cuando me desperté, me sentía muy cansado y mi espalda crujía por todos lados, como si hubiera estado durmiendo durante días sobre una mesa. Me levanté y me estiré un poco intentando quitarme esa sensación de encima.

Lo primero que vi fue tierra, todo el suelo estaba cubierto de ella. Miré a mi alrededor y me quedé algo bloqueado al ver que no podía ver el fondo, sino que lo veía como infinito y vacío. No había ningún edificio, ninguna casa, ninguna pared ni siquiera algún objeto por el suelo: nada de nada, tan solo tierra. Al girarme para verificar que a mis espaldas tampoco había un límite de fondo la vi.

Quedé enmudecido y ni siquiera pude gritar del espanto. Mi respiración se aceleró, al igual que mis pulsaciones e involuntariamente empecé a dar unos pocos pasos hacia atrás.

Una persona con un vestido blanco marchitado estaba de pie a unos metros de mí, observándome. Me aterroricé cuando vi su cara y sus pies, que no eran escondidos por la fina tela. Esa persona era un esqueleto: sus huesos eran de un color amarillento y tenían algunos trocitos de carne pegados. En los huecos de los ojos  podía ver dos puntos que brillaban, de color azul y con baja una intensidad. Curiosamente, ese esqueleto aun conservaba su largo cabello.

No me atrevía a formular ninguna palabra, incluso quería irme corriendo pero mi cuerpo no reaccionaba. Así pues, como yo no dije nada, el esqueleto habló primero.

-No te asustes. – Dijo moviendo su mandíbula.

Me sorprendió aún más que fuera una voz femenina tan fina y delicada. Se quedó unos segundos en silencio esperando una reacción que no obtuvo, así que continuó hablando.

-Verás, esto… Dame tu ropa.

Eso me pilló por sorpresa: ¿para qué quería ella mi ropa? Me observé a mí mismo. Observé mis brazos, seguía llevando la sudadera gris y, cuando bajé la mirada para ver mi torso, solté un grito.
Tenía toda la cintura destrozada y parte de la sudadera ya no existía. Casi todo estaba manchado de sangre seca y no sé cómo la sudadera se iba manchando cada vez más y más.

-Oh, ya veo, acabas de morir, ¿no? Entonces no te esfuerces en dármela.

-¡¿Qué me está pasando?! –Conseguí decir con un tono de voz más elevado de lo normal.

-Mierda, siempre me pasa lo mismo. Oye, escúchame… no sé cómo explicártelo, ¿vale? Piérdete por ahí, no tengo ganas de ser niñera ahora. – Cruzó sus brazos esqueléticos.

-¿Se puede saber qué estás diciendo? ¿Dónde estoy? ¿Qué me está pasando? ¿Es esto una pesadilla? ¡¡Ayúdame, joder!!

No podía mantener la calma, pensaba que me estaba muriendo dentro de una pesadilla o algo por el estilo pero todo era tan real…

-Qué remedio, siempre me toca tratar con novatos. Mira, chaval, - dijo sin educación ninguna – acabas de morir, ¿te queda claro? Ya no estás en la Tierra así que de nada te va a servir llorar, gritar o lo que sea que vayas a hacer. Estás muerto, ¿entiendes?

-¿Es esto el infierno? – Pregunté sin saber qué pensar.

-Quién sabe, para algunos sí, para otros no. Yo sólo quería robarte la roba pero da igual, de todas formas, pronto la vas a perder.

-¿Perder? - Vi como la chica esqueleto se alejaba hacia el infinito. - ¡Oye! No me dejes aquí. Necesito ayuda, por favor, esto… yo… quiero salir de aquí.

Se detuvo al oír las cuatro últimas palabras que salieron de mi boca. Sin girarse siquiera, me dijo lo siguiente:

-Qué nostalgia, yo dije lo mismo cuando aparecí aquí. No intentes salir porque no puedes ni podrás.

-¿A qué te refieres? ¿No es esto una pesadilla?

Se giró y se acercó a mí hasta quedarse a más o menos un metro de distancia. Tenía miedo, tenía miedo de que me hiciera daño, tenía miedo de ella.

-Te lo volveré a repetir por última vez: estás muerto. – Respondió mirándome a los ojos. – Estás en Tycm, bienvenido. Este es un mundo de muertos, es un mundo dónde van a parar todos los seres vivos de la Tierra una vez sin vida, así que no intentes escapar. Te recomiendo buscar a alguien, desgraciadamente ese alguien no soy yo. Vigila tus objetos porque son más importantes de lo que crees. Ah, y hablando de pertinencias, seguramente te van a desnudar así que te recomiendo estar solo mientras manipulen tu cuerpo. Adiós.

La chica esqueleto dio media vuelta y se alejó poco a poco a un paso lento.

Escuché atentamente todo lo que me dijo pero poco entendí. ¿Realmente me había muerto? Al parecer me encontraba en un mundo llamado Tycm, un mundo del cual no puedo escapar y dónde habitan los muertos, los muertos del planeta Tierra. Debía buscar a alguien que no sabía quién era y a la vez vigilar mis objetos y pertinencias. También algo de manipular que no había entendido.


Abatido y sin saber qué hacer, empecé a andar hacia una dirección diferente a la de la chica esqueleto, ya que quedarme de brazos cruzados no iba a solucionar nada.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Tal y como has muerto (Parte 2/?)

-Así que esa fue la causa de tu muerte… Has tenido suerte, dentro de todo. -Bajó un poco la cabeza y se quedó mirando al suelo, pensativa, en silencio.- Mírame a mí… - Dijo sin levantar la vista.

-Sí… pero lo tuyo no es muy grave, al menos puedes andar, no como yo. Preferiría disponer de la otra pierna, la verdad.

-Ya ves… al menos puedes vivir en paz. Aquí no importa si estás incapacitado y no puedes moverte con facilidad, aquí importa más el aspecto, la estética y yo he tenido mala suerte con eso.

Los ojos se le humedecieron pero de ellos no se deslizó ninguna lágrima.

-No llores mujer… - Dije intentando consolarla.

-¿Mujer? ¿Realmente se me puede llamar así? No puedo ni siquiera sonreír.

-¡Pues claro que eres una mujer! Y una preciosa, incluso más que algunas vivas.

-Mientes, ¿cómo puede una mujer viva ser más horrible que yo? Es imposible…

-Creo que no me estás entendiendo, Lucy. Te estás dejando llevar por la opinión de la sociedad. Quizás no tengas cara pero eres encantadora y eso los demás no pueden verlo desde fuera, así que es normal que juzguen sin conocerte, supongo, aunque no deberían. No sé si me entiendes…

De repente, levantó la mirada y tuvimos un contacto visual durante unos segundos. Luego, yo aparté la mirada porque no podía seguir mirando sus tristes ojos.



-Gracias Ethan, esto es una tortura para mí, estoy al borde de la muerte.

-Bueno… - Me quedé confuso, sin saber cómo responder.

-Ya, bueno, estamos muertos en realidad. Me refiero a que mi cuerpo está a punto de desaparecer del mundo real.

-¿Por la descomposición? – Pregunté intentando comprenderla.

-Así es. Supongo que no sabes mucho del tema, ya que eres novato. ¿Quieres saber más sobre eso?

-Por supuesto, - contesté con interés – en algún momento me va a llegar la hora a mí también.

-Está bien, presta atención. Eres joven y supongo que habrás dado biología alguna vez en clase así que seguramente ya te lo sabes de memoria. Sabes que un cuerpo se descompone una vez ya no hay vida pero el proceso no es tan rápido como en las películas. Hay varias fases de desintegración y todas ellas conducen a la desaparición del cadáver. El caso es que no todas las descomposiciones o desintegraciones, como lo quieras llamar, son iguales; es decir, hay muchos factores que influyen en eso y depende de estos factores será más rápida o más lenta, ¿me sigues?

-Sí, que según lo que te pase la descomposición será más pronto o más tarde, ¿no?

A Lucy se le alegró el rostro al ver que realmente le estaba prestando atención.

-Más o menos. – Contestó. – No tan solo eso, cuando digo que hay muchos factores me refiero a que según la causa de tu muerte, el lugar dónde se encuentra el cadáver, la temperatura del ambiente,… todo eso afecta a la descomposición. Por lo tanto, un muerto como tú y yo no puede saber cuál será el día que se desintegre del todo. Al menos, podemos saber si nos queda poco…

 Miré al suelo terroso sintiéndome culpable por pensar que era un desafortunado. Era más afortunado que Lucy, eso sí, pero en algún momento llegaría a su estado.

-¿Por qué nos pasa esto? ¿Es un nivel del infierno?

Lucy se rió como pudo a causa de su estado, a pesar de ser una pregunta seria.

-No tengo ni idea y créeme que me lo he preguntado muchas veces. ¿Qué es este mundo? ¿Es un castigo? ¿Por qué no podemos comunicarnos con los vivos? ¿Hay otros mundos? ¿A dónde vamos después de descomponernos? Es todo un misterio. Si hay que ser optimista, ahora sabemos la respuesta de una de tantas preguntas humanas: ¿Qué hay después de la muerte?

-Todo esto es muy extraño. – Dije sin saber qué pensar.

-¿No te habían contado nada de esto? Dime, ¿quién te ha encontrado?


-Ha sido una mujer, también. Debo decir que se parecía a ti, físicamente, porque psicológicamente no tenía nada que ver contigo. Verás…

viernes, 18 de octubre de 2013

Tal y como has muerto (Parte 1/?) OFICIAL

Salí de mi casa con la mochila del instituto sin cerrar la puerta con llave, ya que nunca lo hacía y me dispuse a montar en la bicicleta. Estaba cubierta de polvo a causa de que llevaba un buen tiempo abandonada en el almacén pero no me molestaba que estuviera sucia porque realmente no me importaba. Era de un color rojo oscuro, más bien granate, exceptuando claro está el manillar, las ruedas, la cadena y todas esas cosas de las cuales desconozco el nombre.

Me daba un poco de miedo volver a montar después de tanto tiempo y por mi elevada torpeza. A pesar de haber estado practicando los días anteriores, me aterrorizaba caerme, hacerme daño por leve que sea. Finalmente, sin pensarlo más, me puse en marcha.

Una de las cosas que me gustaba más de ir en bicicleta, aparte de sentirme ecológico y saludable, era sentir el viento acariciar mi rostro y el cabello contra la ley de la gravedad, era una sensación refrescante que hacía que me sintiera libre y capaz de todo.

Una vez alejado de la zona residencial, llegué a una de las avenidas más transitadas de la ciudad que conduce al centro de ésta y que debía cruzar si quería llegar a mi destino. Así pues, bajé de la bicicleta para ir más seguro y esperé a que el semáforo de peatones se pusiera verde. Había una pareja, supongo que un matrimonio lleno de años de amargura, esperando a mi lado también. Entonces, el semáforo de los vehículos se puso en rojo.

-Hay que ver, saben que está a punto de ponerse en rojo y en vez de frenan aceleran… ya no hay quién les eduque. – Dijo la mujer.

Cuando por fin el de peatones se puso en verde crucé la avenida a pie, con la bici al lado y sin preocupación.


martes, 15 de octubre de 2013

Tal y como has muerto (Parte 1/?)

Salgo de casa con la mochila del instituto sin cerrar la puerta con llave, ya que nunca lo hago, y me dispongo a montar en la bici. Llevaba un buen tiempo abandonada en el almacén, por eso está cubierta de polvo, pero a mí no me importa porque realmente no me molesta. La bicicleta es toda de color granate exceptuando el manillar, las ruedas, la cadena y todas esas cosas de las cuales desconozco el nombre.

Me da un poco de miedo volver a montar a causa del largo período de tiempo sin hacerlo. A pesar de las prácticas de los días anteriores, me aterrorizaba caer, es decir, hacerme daño aunque sea leve. Finalmente, sin pensarlo dos veces más, me pongo en marcha.

Me encanta que el viento acaricie mi rostro y me aparte el cabello de la cara, es una sensación refrescante que me hace sentir libre y capaz de todo.

Una vez alejado de las afueras de la ciudad, llego a una de las avenidas más transitadas que conducen al centro de ésta y que debo cruzar si quiero ir por el carril de bicicletas. Así pues, bajo de la bicicleta mientras espero a que se ponga el semáforo en verde junto a un matrimonio.

El semáforo de los vehículos está a punto de ponerse en rojo y algunos coches aceleran para no tener que quedarse esperando. Cuando por fin se pone en rojo el de peatones se pone en verde, por lo tanto, cruzo la avenida a pie con la bici al lado y sin preocupación.

Escucho un largo y grave pitido que cada vez se acerca más, procedente de un camión. Me giro hacia el sonido y veo que un camión, acelerado por las prisas, está a punto de acabar con mi vida.

viernes, 4 de octubre de 2013

I don't like you, human, you remind me of the things I hate in me

A veces pienso que me gustaría estar en otro mundo, uno que no fuera este. No estoy diciendo que este no sea bonito, realmente este es precioso: el agua transparente, las olas del mar, los árboles que dan sombra y que agitan el viento que roza tu bello rostro, la tierra que te mantiene pegado a ella de dónde también surgen coloridas flores que te enamoran con su aroma, las enormes montañas, la nieve que se deja caer sobre ellas, que se derrite en tus cálidas manos… sí, en tus cálidas manos, porque eres un humano, ¿no? Derrites la nieve con tus manos, te bebes el agua transparente, cortas los altos árboles, contaminas el aire, cambias la tierra por asfalto, pisas las plantas, perforas montañas,... A veces pienso que me gustaría estar en otro mundo, uno que no fuera este, uno que no tenga humanos que me recuerdan a las cosas que odio de mí.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Dementium II (Parte 2/?)

Me llevaron, más bien me arrastraron, a través de un pasillo iluminado con fluorescentes viejos, algunos parpadeaban indicando su fin. Las paredes, al igual que el techo y el suelo eran de un color blanco sucio y viejo. Había puertas, todas ellas cerradas y muy propias de un hospital o de algún tipo de centro. Abrieron una y me empujaron a la oscuridad del interior, dos hombres entraron conmigo y cerraron la puerta dejando a los demás al exterior. Ambos me ataron de pies a cabeza en una camilla muy dura, loe en que hacía que no pudiera moverme ni un centímetro. Encendieron una luz que enfocaba directamente mi cara dejándome ciego.

- ¿Qué haces? No le ilumines directamente la cara o va a cerrar los ojos por la luz. - Dijo un hombre que no podía ver pero que lo sentía sujetándome las piernas, a pesar de estar muy bien atadas.

- Pues no sé cómo se supone que voy a ver, deberíamos encender las luces de la sala. - Dijo otro, esta vez más cerca de mi rostro.

- Ni hablar, no queremos que perjudique la operación.

-¿Operación? ¿Qué operación? ¡Soltadme! - Me había mantenido en silencio hasta entonces, no pude evitar soltar algunas lágrimas y seguir protestando asustado. - ¿Qué queréis hacerme? ¿Qué he hecho yo? ¡Ayuda por favor!

- ¡Shhht! ¡Callate! - El hombre más cercano me hizo callar en el acto, su tono de voz era muy autoritario y dominante. Ya solo se oían mis sollozos. - ¿Te quieres callar de una vez? Lo hacemos por tu bien, desagradecido.

- Oye, será mejor que lo dejemos por hoy, no se puede hacer así.

- Cierto.

El hombre más cercano se puso entre el foco y mi cuerpo, dejándose ver. Llevaba un gorro blanco, unas gafas redondas de cristal y una mascarilla de médico en la barbilla, sin llevarla puesta.

- Y tú... - hizo una breve pausa pensando qué iba a decir - más te vale estar quietecito. Procura relajarte y sobre todo no llorar o te vas a quedar encerrado aquí hasta que mueras.

Eso no me ayudaba a contener mis lágrimas y mucho menos a relajarme.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

HATE YOU (Parte ?/?)

El coche frenó suavemente y Kyle se giró para ver mejor mi rostro. La verdad es que le favorecía mucho el uniforme, a pesar de no concordar para nada con su estilo.

-¿Estás lista? Perdona, quiero decir, ¿está lista señorita Brown?

-Deja de burlarte de mí, por favor. – Le supliqué, aunque yo también me estaba riendo.

-Recuerda todo lo que tienes que hacer. Sé discreta y procura no dar información de más. Ah, y echa un ojo a ver si le encuentras.

-Sí, señor. – Hice el saludo militar y finalmente nos reímos de nuevo.

Finalmente Kyle se puso serio y bajó del vehículo. Me abrió la puerta y me ayudó a salir cogiéndome de la mano.

-Gracias, Sebastian. – Dije una vez estuve fuera.

Kyle me lanzó una mirada de odio pero con cariño, sabía que había sido poco original en escoger un nombre para él.

-Espero que disfrute esta preciosa noche, señorita Brown.

Se metió de nuevo en el coche, pensé en despedirme con la mano pero me percaté de que sería extraño entre dos desconocidos. Mientras se retiraba observé el enorme edificio, demasiado bonito para mis ojos. Me pregunté cuánto podría haber costado construirlo.

El edificio estaba hecho de una piedra muy pulida de color beis. Las escaleras que daban acceso a la primera planta, es decir la entrada, resaltaban por su color granate, un color oscuro al contrario del resto de la fachada. Desde fuera se podía afirmar que el edificio constaba de dos plantas gracias a sus estirados ventanales de cristal que mostraban a la gente del interior.



Sin entretenerme más, empecé a andar hacia las escaleras. Algunos invitados aún no habían entrado y estaban charlando al pie de éstas, justo dónde también había un cartel.

-Disculpe… - Le dije con una sonrisa a uno de los invitados.

-Oh, perdone. – Y se hizo a un lado para que pudiera leerlo.

No había nada interesante, únicamente información sobre la distribución del edificio, los grupos de música,… y agradecimientos, cosas de las cuales ya me informaron con antelación.

Cuando empecé a subir las escaleras ignorando el cartel oí algunos susurros a mis espaldas.

-¿Quién es esa?

-Ni idea. – Le contestó el hombre a la mujer desconocida.

Y a medida que me iba alejando ya no pude oír más parte de la conversación.

Tuve que cogerme la falda del vestido para evitar una caída ridícula y que me criticaran aun más. El vestido me lo había diseñado una amiga íntima de Jess, ya que para evitar dar pistas sobre mi identidad era mejor que no supieran de dónde lo había sacado. Por suerte, era de de mi gusto aunque obviamente no era algo parecido a lo que lucía cada día. El vestido era negro, con un buen escote y me marcaba muy bien la figura, a su vez, lo suficiente cómodo como para correr. Los zapatos eran totalmente lo contrario porque eran tacones pero en caso de emergencia podía arrancar las tiras, que estaban hechas de un material poco resistente, quitarme los zapatos y correr.

-Buenas noches, señorita Brown. Está usted preciosa. – Dijo Hanny. Supuse que eso se lo decía a todas las personas que entraban.

En lo alto de las escaleras había un atril con una recepcionista. Esa mujer se llamaba Hanny y tenía muy claro cuáles eran mis objetivos en la fiesta.

-Gracias. – No dije su nombre, ya que los invitados desconocían el nombre de los trabajadores.

Hanny era una chica alta, o eso hacían ver sus tacones, rubia y con el pelo corto por encima de los hombros. Sus ojos eran azules claros y su sonrisa era muy agradable. Lucía un vestido azul eléctrico, corto por delante y largo por detrás.

-No se preocupe por la mesa, este año hemos puesto una barra libre. Hay algunas mesas dónde puede dejar su plato y su copa pero no hay sillas ni ninguna lista.

-Está bien, gracias por la información, que tenga una buena noche.

-Si tiene alguna duda aquí estaré.

Me alejé de su vista. Tal y como había dicho, había una barra con comida en un lado de la enorme sala y mesas altas distribuidas en la misma zona. En la parte derecha había una pista de baile y un escenario en el que tocaban música jazz en ese preciso instante.

La multitud gozaba del encuentro: la mayoría de los invitados charlaban entre ellos con un tono más alto de lo normal a causa del elevado volumen de la música, que acompañaba a todos aquellos que bailaban sobre la pista con sus respectivas parejas. Muchas de las conversaciones iban dedicadas a los cotilleos, en especial, se criticaban los vestidos y los trajes de los invitados y sus acompañantes.

Eso no me interesaba en absoluto, ya que no conocía a nadie así que en vez de escuchar fui a por una copa.

El camarero, atento a mi petición, me sirvió una copa de un vino extranjero aparentemente caro y asqueroso. Bebí un poco mientras miraba de reojo la estatuilla que había situada en una de las esquinas, llamada Di Romé Fouer. No pensaba que pudiera ser robada por mi ladrón. Pensaba que, seguramente, las amenazas de robo eran una distracción hacia nosotros.

-Buenas noches… ¿señorita…?

-Brown.


Un hombre con smoking interrumpió mis reflexiones. Tenía el pelo tan negro como su traje y los ojos de un color castaño acaramelado.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Dementium II (Parte 1/?)

Abrí los ojos con cierto cansancio, sentía que había envejecido de golpe. Por suerte, era de noche, y no tardé en acostumbrarme a la oscuridad del lugar. A pesar de eso, distinguía bien las figuras que había en la sala. Parecía ser una habitación de hospital, una muy triste.
No tenía nada fuera de lo normal salvo la densa oscuridad, la solitud y ese ruido tan maquinal que sonaba como una fábrica en funcionamiento.

Había una ventana pero estaba cerrada y no parecía provenir del exterior. Quise salir por la puerta cuando me di cuenta de que me encontraba sentado en una cama. ¿Quizás me habían hospitalizado por algún tipo de accidente y había perdido mi memoria? En cambio, recordaba mi nombre, William y Will para Elaine… ¡Elaine! La única persona importante en mi vida, la única razón para seguir vivo. Tenía que verla.

Poco a poco todo me venía a la cabeza: dónde vivo, mi trabajo, Elaine,... Todo excepto el motivo de mi hospitalización.

Me levanté y fui hacia la puerta, fue entonces cuando oí a alguien hablar. En la parte exterior de la puerta de la habitación, a punto de entrar, había dos personas conversando.

-No sé si ha salido bien.

-Ya lo veremos cuando despierte.

La primera era una voz femenina por su tono agudo, la segunda del sexo opuesto.

-Si es así, será mejor que no se entere nadie, nos caería una gorda… - Dijo la mujer, esta vez susurrando.

-Bah, de eso me encargo yo, no es nada complicado. Bueno, será mejor que entres.

Me pegué en la pared que estaba al lado de la puerta para que no me vieran. En ese preciso instante un pitido muy fuerte hizo que me llevara las manos a los oídos y que cayera de culo al suelo. Cerré los ojos con fuerza a causa del dolor.

Cuando paró abrí los ojos y retiré las manos. No pude evitar soltar un grito, entré en pánico.

La habitación que hacía unos segundos parecía de un hospital ahora parecía de un matadero. Las sábanas blancas estaban manchadas de sangre, al igual que el colchón. En realidad todos los muebles de la sala estaban cubiertos de manchas rojas. Por el suelo también había rastros de sangre y con más cantidad. ¿Cómo había cambiado todo de repente?

Alguien abrió la puerta. Se oía una respiración muy fuerte y muy inhumana. Me vio en seguida, no debería haber gritado.

Tenía el pelo azul, liso y largo, los ojos rojos completamente rojos y la piel de su cara era tan fina que se le notaba todo el cráneo. No tenía nariz y su dentadura estaba sobresalida así que se le veían todos los dientes con restos de sangre. Delgada y estirada, tenía los dedos tan largos y afilados que nadie la podía ver como inofensiva. Su ropa era blanca y estaba toda cubierta de sangre. Era un monstruo con apariencia femenina.


Abrió la boca y todo su aliento se impactó contra mi rostro. Apestaba a sangre.

Di un salto para levantarme en seguida, cogí una silla que probablemente sería para las visitas y se la lancé. Ella cayó al suelo y partió la silla que tenía encima en dos con sus afilados dedos.

Durante los segundos de su caída observé a mi alrededor en busca de algo para protegerme. A mi lado, tenía una mesita de noche donde había un cuchillo esperando a ser usado.

El monstruo se levantó del suelo velozmente, me dedicó una sonrisa maléfica y se abalanzó sobre mí con un agudo grito. Le clavé el cuchillo y pareció quedarse inmóvil, a unos centímetros de mí. Lo saqué y volví a clavárselo una y otra vez hasta que cayó al suelo.

Originó un charco de sangre nuevo.

Volví a escuchar ese irritable pitido que me hizo caer de nuevo al suelo, sobre el baño de sangre. Me llevé una mano al oído para evitar el dolor. Me mordí el brazo restante para desahogarme. Cerré los ojos con fuerza.

Paró tras unos segundos de dolor. Al abrir los ojos me encontraba en la misma habitación del principio, sin sangre en las sábanas. Donde sí había sangre era debajo de mí. A mi lado tenía a una mujer con un vestido blanco manchado de sangre. Una enfermera. Había asesinado a una enfermera.

Alguien abrió la puerta de una patada. Era un hombre alto y de pelo castaño, con su respectiva bata de médico.

Al verme a mí y a la enfermera muerta, salió corriendo de nuevo y gritó:

-¡Ayuda! ¡Por favor! ¡La operación ha salido mal! ¡Se ha vuelto loco!

En seguida llegaron más hombres con batas de laboratorio con una mujer vestida de enfermera. Ésta se llevó las manos a la boca al ver la escena.

-¡No! ¡Me quería matar! ¡Dejadme! - Dije mientras se abalanzaban sobre mí.

Me ataron en una cama y me sacaron de la habitación mientras yo forcejeaba para intentar desatarme.

domingo, 22 de septiembre de 2013

¡Nuevo Blog!

Pues, sí. Después de pasar por dos Blogs me lanzo a por el tercero a ver qué tal sale, espero que de maravilla.

En este Blog, al igual que en los dos anteriores, subiré relatos y alguna que otra curiosidad sobre ellos y como no, espero que os encante. No tengo un estilo muy bien definido, se podía decir que es una mezcla de drama, romance, a veces fantasía... es complicado, a ver qué sale. So...



Let's go!