Lucy y yo íbamos caminando hacia la ciudad que ella
me hizo imaginar y desear ver. Le debía mucho a Lucy por enseñarme tantas cosas
sobre Tycm, a pesar de haberla alegrado un poco cuando su autoestima estaba por
los suelos sentía que tenía que agradecérselo de alguna forma.
Pensé que la mejor idea de recompensarla, aparte de darle mil gracias, era
proporcionándole la confianza que ella había depositado en mí así que decidí
contarle un poco más sobre mi vida.
-Lucy. – Dije rompiendo el silencio. Esperé una respuesta pero ella se
mantuvo callada y eso me hizo suponer que ella quería que continuara hablando.
– Muchísimas gracias por todo, sé que suena muy peliculero pero no sé qué
habría hecho sin ti.
-Yo tampoco sin ti, para ti es poco lo que has hecho pero para mí es mucho.
Si no me hubieras encontrado aún estaría allí llorando en el suelo. Gracias a
ti, Ethan.
-Me llamo Ethan Reed.
Lucy se quedó algo sorprendida al oír mi nombre pero no paró de andar.
-¿Se puede saber qué haces? – Me dijo susurrando. – Será mejor que no vayas
diciendo tu apellido por ahí, es peligroso.
-¿Peligroso por qué? – Pregunté susurrando como ella.
De repente, tras mis palabras, Lucy cambió su rostro por uno más tranquilo.
-Perdona, quizás estoy exagerando un poco. – Esta vez con el tono de voz
normal. – Verás, a veces es mejor no decir el apellido por si alguien te
reconoce y no quieres que así sea… sobre todo si tienes muchos enemigos.
-Soy un adolescente de diecinueve años, ¿cómo voy a tener tantos enemigos?
Claro que siempre hay personas que no me caen tan bien como otras pero éstas
siguen vivas y no creo que quisieran matarme.
-Es una lástima… moriste muy joven.
-¡Quién fue a hablar! No es que tú aparentes ser muy vieja, la verdad. –
Pensé que eso sonó algo raro, ya que a Lucy le quedaba poco para descomponerse.
Lucy soltó una pequeña risita.
-Gracias, supongo. ¿De dónde eres?
-¿Te refieres a en qué ciudad vivía en la Tierra?
-Por supuesto. –Contestó convencida. La verdad, tras preguntarle eso, pensé
que había sido una cuestión algo estúpida.
-Vivía en Detroit. - Lucy siguió andando sin girarse hacia mí. Pensé que le
sorprendería que viviera en Detroit puesto que no es un sitio muy bien visto
por la sociedad. Sin embargo, ella no dijo nada al respecto. Seguí contándole
cosas a pesar de no estar muy seguro de si le importaba. – Soy estudiante universitario,
estoy cursando el primer año de la carrera de periodismo o bueno, estaba. Ya no
sé ni cómo hablar…
-Ya lo sabía. Digo, ya sabía que vivías en Detroit. Algunas personas se han
dedicado a recoger información para saber dónde está cada sitio en la Tierra. No sé cómo explicártelo ahora… ya lo verás
cuando lleguemos a la ciudad.
Tenía muchas ganas de saber más sobre Tycm, quería descubrir lo que nadie
antes había descubierto. Pensé que, si publicara un artículo sobre Tycm en la
Tierra, me tomarían todos por un loco, incluso mi familia, mis amigos y la
chica que me gustaba.
Me preguntaba dónde estarían y qué estarían haciendo todos en ese momento.
¿Estarían llorando mi muerte?
-¿Qué te pasa? Estás muy callado… - Dijo esta vez mirándome.
-¿Lo dices en serio? ¿Y tú qué? No hablas, todo el rato estoy hablando yo.
Al final me voy a sentir mal por ser tan pesado.
-Lo siento, Ethan. Me alegra que tengas tanta confianza en mí pero yo no
puedo decirte mi nombre completo, mejor no de momento, ¿de acuerdo?
-No te preocupes, no te lo he pedido ni tampoco esa era mi intención.
Estaba claro que Lucy me escondía alguna cosa, sino, ¿qué problema había en
decirme su nombre completo? Quizás Lucy era alguien popular en la Tierra y por
ese motivo no quería que la reconociera.
-Lo siento… siento haber pensado eso. Mira, será mejor que dejemos el tema,
¿te parece bien?
-Sí, será mejor… - Dije con pocas ganas.
¿Cuál sería el nombre de Lucy? Esa era la mayor cuestión que rondaba por mi
mente. Tras eso, me di cuenta de que tampoco sabía cómo había muerto, ni su
edad, ni dónde vivía ni siquiera de qué trabajaba. Lucy era todo un misterio y
eso me hacía desconfiar un poco.
-¿Sabías que podemos correr? Los muertos no nos cansamos si corremos.
Aunque no todos pueden correr, todo depende de si conservas las dos piernas,
aunque tan sólo sean huesos.
Lucy empezó a correr a una velocidad moderada y yo me incorporé a su lado
para comprobar que lo que decía era cierto.
-A ver cuánto aguanto.
-Créeme, no te vas a cansar, estás muerto.
Leído. Algo bueno tenía que tener estar muerto xD Pero jo, todo es tan... ¡misterioso! Me gusta.
ResponderEliminarMuchísimas graaciaas >.< Jjajaa sí, los muertos tienen algunas peculiaridades que ya iréis viendo más adelante :3
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